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Menopausia y vida sexual: aprende sobre los cambios y recupera el placer perdido

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La menopausia representa una etapa natural en la vida de las mujeres, marcada por una serie de cambios hormonales que pueden tener un impacto significativo en la salud sexual. Con el aumento de la esperanza de vida, muchas mujeres transitan hasta un tercio de su vida en este periodo, enfrentando síntomas físicos, emocionales y sexuales que, lejos de significar el final de su vida íntima, pueden convertirse en una oportunidad para redescubrir el placer desde una nueva perspectiva.

Durante la perimenopausia, que puede comenzar incluso una década antes del cese definitivo de la menstruación, muchas mujeres experimentan una reducción del deseo sexual, sequedad vaginal, molestias durante las relaciones y alteraciones en el estado de ánimo. Estos síntomas, relacionados directamente con la disminución de los niveles de estrógeno y testosterona, suelen estar acompañados de inseguridad, confusión o incluso dolor físico, lo que afecta la calidad de vida y la autoestima.

Cambios hormonales y sus efectos en la salud íntima

La hormona femenina por excelencia, el estrógeno, desempeña un papel crucial en la lubricación vaginal y en la flexibilidad de los tejidos íntimos. Su reducción gradual lleva a la sequedad, al adelgazamiento del tejido vaginal y a un aumento en la susceptibilidad a las infecciones del tracto urinario. Asimismo, la disminución en los niveles de testosterona, que también participa en la libido, resulta en una reducción del deseo sexual.

A menudo, estos signos no se reconocen inmediatamente como vinculados al proceso de la menopausia. Las mujeres sin historial de enfermedades o cirugías, como histerectomías, pueden enfrentarse a cambios físicos tan significativos que impactan su sensibilidad y placer sexual sin obtener un diagnóstico correcto. En otras situaciones, como aquellas menopausias provocadas por tratamientos de cáncer, los efectos son incluso más repentinos.

Superar el silencio y los prejuicios

La discusión libre en torno a la salud sexual durante la menopausia continúa siendo complicada en numerosas sociedades, donde históricamente la sexualidad femenina se ha vinculado con la procreación y la juventud. Este tema tabú provoca que muchas mujeres se sientan solas, eligiendo no acudir a especialistas por pena o falta de información.

Sin embargo, los especialistas coinciden en que la menopausia no significa el fin de la vida sexual. Por el contrario, con información, apoyo y los tratamientos adecuados, es posible vivir una sexualidad plena y satisfactoria. Las terapias hormonales sustitutivas (THS) se presentan como una de las principales opciones médicas, con presentaciones que van desde píldoras hasta geles y cremas de aplicación tópica para quienes no pueden recibir hormonas sistémicas.

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SEXUALIDAD

La reconfiguración del esquema sexual es una de las aproximaciones aconsejadas por expertos en salud sexual. A medida que el cuerpo evoluciona, también se transforman las maneras en que se interpreta y disfruta el placer. Muchas mujeres obtienen ventajas de actividades como los juegos previos extendidos, el empleo de lubricantes o humectantes para la zona vaginal, y la incorporación de juguetes sexuales que estimulen áreas que han perdido sensibilidad por alteraciones hormonales.


En ciertas situaciones, el interés sexual persiste, pero cambia la manera de querer relacionarse con la pareja. Para numerosas mujeres, la penetración deja de ser lo más importante y se presentan nuevas oportunidades de intimidad que refuerzan la conexión emocional y física. Este proceso de ajuste demanda comunicación, autoconocimiento y una disposición receptiva hacia el cambio.

La importancia del cuidado personal y el modo de vida

Los cambios relacionados con la menopausia que afectan la vida sexual pueden reducirse a través de un enfoque integral de cuidado personal. Practicar una alimentación balanceada, hacer ejercicio regularmente, no fumar y moderar el consumo de alcohol contribuyen positivamente al bienestar general y a una salud hormonal favorable. Del mismo modo, manejar el estrés, descansar lo suficiente y controlar las emociones influyen directamente en la calidad de la respuesta sexual.

La terapia física del suelo pélvico es una alternativa más que ayuda a robustecer los músculos relacionados con el placer sexual y la continencia urinaria. Esta práctica, en combinación con ejercicios y modificaciones en la rutina, puede suponer un cambio notable para quienes padecen incomodidades físicas durante las relaciones.

Un periodo para reconectar y redescubrir

Lejos de representar un final, la menopausia puede convertirse en una etapa de redescubrimiento sexual, de mayor autonomía y libertad personal. Con el acompañamiento profesional adecuado y un entorno libre de prejuicios, es posible transformar los desafíos físicos en oportunidades para reconectar con el cuerpo y resignificar el placer.

Aceptar los cambios, informarse sobre las alternativas disponibles y abrir espacios de diálogo son pasos clave para vivir esta etapa con plenitud. El bienestar sexual durante la menopausia no es un privilegio, sino un derecho que merece ser atendido con sensibilidad, respeto y respaldo clínico.

Por Otilia Adame Luevano

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