Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al usar el sitio web, usted consiente el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Por favor, haga clic en el botón para consultar nuestra Política de Privacidad.

Pasos para planificar las finanzas en pareja

https://www.telemundo.com/sites/nbcutelemundo/files/images/article/cover/2018/08/11/pareja-ahorrando.jpg

La planificación financiera en pareja es fundamental para construir una relación sólida, transparente y con objetivos compartidos. Muchas relaciones atraviesan dificultades cuando se trata de dinero, bien sea por diferencias de hábitos, creencias, prioridades o simplemente por falta de comunicación. Por ello, abordar este tema de manera abierta y estratégica puede marcar la diferencia entre una convivencia armoniosa o una fuente constante de conflictos.

La relevancia de la comunicación financiera en pareja

Uno de los principios esenciales para planificar las finanzas en pareja es el diálogo abierto y sincero. Hablar de dinero puede resultar incómodo al principio, especialmente si alguno de los dos tiene experiencias negativas pasadas o creencias limitantes sobre el dinero. Sin embargo, plantear preguntas como: ¿Cuáles son tus deudas actuales?, ¿Cómo gestionas tus ahorros?, ¿Qué importancia le das al gasto versus al ahorro? resulta indispensable para conocerse mutuamente y empezar a construir proyectos comunes.

Por ejemplo, una pareja joven que decide mudarse junta debe analizar tanto la capacidad de pago de cada uno como las responsabilidades compartidas, evitando suposiciones basadas en roles tradicionales o expectativas familiares. Conversaciones periódicas, como revisar el presupuesto mensual o hablar sobre gastos extraordinarios, ayudan a prevenir malentendidos y facilitan la toma de decisiones.

Objetivos económicos personales y compartidos

Tener objetivos claros, tanto a corto como a largo plazo, fortalece la visión de futuro en pareja. Estos pueden ir desde ahorrar para unas vacaciones, pagar la hipoteca, invertir en educación, hasta planificar la jubilación. Es fundamental distinguir entre metas individuales y metas comunes. Por ejemplo, si uno de los miembros desea cursar una maestría, eso impactará de algún modo en el presupuesto común, aunque sea un objetivo personal. Plantear estas metas juntos permite priorizarlas y asignar recursos de manera justa.

Siguiendo el ejemplo de una pareja que decide comprar un coche, ambos deben estar de acuerdo en cuánto ahorrar previamente, si optan por financiamiento, qué tipo de coche se ajusta realmente a sus necesidades y capacidades. No basta con decir “queremos un coche”, sino ser específicos respecto al plazo, la cantidad, y las condiciones.

Creación de un presupuesto en colaboración

Crear un presupuesto compartido resulta fundamental y debe revisarse periódicamente. Para esto, es aconsejable enumerar todos los ingresos del hogar, tanto los constantes como los fluctuantes, incluyendo sueldos, ingresos por inversiones, trabajos autónomos, etc. Posteriormente, dividir los gastos en distintas categorías ayuda a detectar posibles ahorros y zonas donde podrían implementarse cambios.

Se puede seguir el método del 50/30/20, adaptado al contexto de pareja: el 50% para necesidades básicas (alquiler, alimentación, servicios), el 30% para deseos o gastos personales (salidas, hobbies, viajes), y el 20% destinado a ahorro o inversión. Sin embargo, cada pareja puede adaptar el porcentaje de acuerdo a su realidad y metas específicas.

Un error frecuente es ignorar los “gastos hormiga”, aquellos pequeños desembolsos diarios que, sumados, afectan la economía. Un ejemplo típico es el café de cada mañana fuera de casa, que multiplicado por dos personas durante un año, representa una suma considerable.

Claridad y credibilidad: divulgar datos financieros

La sinceridad es fundamental en cualquier estrategia financiera compartida en pareja. Frecuentemente, una de las razones principales para la pérdida de confianza es esconder deudas, tarjetas adicionales, inversiones o incluso ingresos adicionales. Comunicar datos no significa necesariamente unificar todas las cuentas, pero sí conocer y entender la situación económica de cada persona.

Algunos matrimonios optan por tener cuentas individuales y establecer una cuenta conjunta para los gastos en común, mientras que otros integran todos sus ingresos y gastos. No hay un sistema único; lo esencial es que ambas personas sean conscientes, participen y concuerden con el método elegido.

Administración de deudas y creación de ahorros

La gestión de deudas es uno de los mayores desafíos. Es fundamental revisar el estado de todas las obligaciones financieras: préstamos personales, hipotecas, tarjetas de crédito. Priorizar el pago de las deudas con mayores tasas de interés suele ser la opción más lógica, aunque algunas parejas optan por liquidar primero las de menor monto para generar una sensación de avance.

Respecto al ahorro, establecer un fondo de emergencia que cubra entre tres y seis meses de gastos del hogar proporciona seguridad frente a situaciones inesperadas y disminuye la posibilidad de endeudarse en exceso. Asimismo, programar ahorros para objetivos concretos, como un viaje, educación o la llegada de un bebé, refuerza el compromiso y la disciplina en cuestiones financieras.

Herramientas tecnológicas para el control financiero

Las herramientas y plataformas digitales simplifican el manejo y monitoreo de las finanzas dentro de una relación. Hay aplicaciones que posibilitan observar ingresos, egresos, presupuestos y fijar metas compartidas que pueden ser vistas al instante. Asimismo, hay hojas de cálculo accesibles sin costo diseñadas para parejas que desean gestionar sus finanzas de manera más individualizada.

Además, establecer recordatorios para el pago de facturas, cuentas compartidas y revisiones periódicas del presupuesto a través de calendarios digitales ayuda a evitar retrasos y mantener los compromisos al día.

Fomentar la adaptabilidad y evaluar con regularidad

Nadie está exento de atravesar cambios de ingresos, imprevistos o situaciones personales inesperadas, como una enfermedad, la pérdida de empleo o un cambio de residencia. Por ello, la flexibilidad es clave. Las reuniones periódicas para revisar cómo van sus objetivos, reestructurar el presupuesto o replantear inversiones afianzan la sensación de trabajo en equipo.

Por ejemplo, una pareja que se enfrenta a la llegada de un hijo probablemente necesite hacer ajustes importantes en sus gastos, ahorros y tiempo laboral. Revaluar juntos sus prioridades asegura que ambos se sientan involucrados en los cambios que surgen con la evolución de la familia.

La construcción financiera en pareja

Planificar las finanzas en pareja va mucho más allá de sumar salarios o dividir cuentas. Se trata de un proceso que exige confianza, comunicación abierta, flexibilidad y una visión común de futuro. Integrar herramientas tecnológicas, adoptar una cultura de disciplina financiera y enfrentar los desafíos como un equipo son ingredientes esenciales para prosperar juntos, compartiendo no solo metas económicas, sino también valores y sueños.

Por Otilia Adame Luevano

También te puede gustar

  • La Política de Subsidios Explicada: ¿Cómo Funciona?

  • El Valor del Capital Humano

  • Todo sobre la inflación: concepto y factores

  • ¿Qué es el índice de Gini?