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China y la Unión Europea enfrentan tensiones en cumbre por temas económicos y geopolíticos

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En un encuentro marcado por la tensión y la búsqueda de equilibrio, los líderes de China y la Unión Europea protagonizaron una cumbre en Beijing donde quedaron en evidencia las profundas diferencias económicas y geopolíticas que separan actualmente a ambas partes. El presidente chino, Xi Jinping, hizo un llamado a la toma de “decisiones estratégicas correctas”, mientras que los líderes europeos exigieron acciones concretas para corregir lo que consideran un fuerte desequilibrio en la relación bilateral.

El evento, originalmente programado para durar dos días, se redujo a una jornada de reuniones intensas entre el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el mandatario chino. También participó el primer ministro chino, Li Qiang. La cumbre coincidió con el aniversario número 50 del establecimiento de relaciones diplomáticas entre la UE y China, pero el tono del diálogo distó de ser celebratorio.

El comercio en el centro de la discusión

Uno de los puntos principales fue el enorme desbalance comercial entre la Unión Europea y China. La diferencia desfavorable para Europa en su intercambio comercial con el gigante asiático ha suscitado crecientes inquietudes en Bruselas, particularmente debido a la producción industrial subvencionada que, según afirman desde el bloque, satura los mercados europeos con productos económicos y desplaza a los productores locales.

En esta situación, los dirigentes europeos manifestaron su inquietud por las complicaciones que enfrentan las compañías del bloque para ingresar al mercado chino, la implementación de restricciones comerciales y la gestión estratégica de los recursos naturales, especialmente las tierras raras. Estos elementos, cruciales para la fabricación de tecnologías de alto valor añadido, han estado sujetos a controles de exportación por parte de China, lo que genera preocupación en Europa debido a su efecto en las cadenas de suministro globales.

Tensiones geopolíticas sin resolver

Más allá del plano económico, la cumbre también abordó asuntos geopolíticos de alto impacto. La Unión Europea volvió a manifestar su inquietud ante el apoyo implícito de China a Rusia en el conflicto en Ucrania, instando a Beijing a ejercer su influencia diplomática para contribuir a una salida negociada del conflicto. Asimismo, se reiteraron cuestionamientos sobre las políticas chinas en regiones como Xinjiang, el Tíbet y Hong Kong, así como sobre la creciente tensión en el Estrecho de Taiwán.

Desde la perspectiva china, Xi Jinping respaldó su posición, afirmando que las complicaciones presentes en Europa no provienen de China. Subrayó la importancia de preservar los canales de comunicación activos, prevenir acciones unilaterales y promover un entorno de colaboración sustentado en la apertura y el multilateralismo. Beijing también expresó su desaprobación hacia el incremento de tarifas impuesto por la UE y la exclusión de compañías chinas en licitaciones principales, acciones que considera injustas.

Declaraciones cruzadas y advertencias

En las negociaciones diplomáticas, ambos bandos expusieron claramente sus posturas. La UE ha señalado que, si no se presentan progresos significativos, se reserva la opción de implementar “acciones proporcionadas y de acuerdo con la ley” para salvaguardar sus intereses estratégicos. Sin embargo, China ha replicado iniciando investigaciones comerciales y limitando la compra de productos europeos en su mercado interno, lo cual intensifica el conflicto comercial.

El titular del Comercio en China expresó formalmente su disgusto por las sanciones recientes de Europa que afectaron a bancos y compañías chinas relacionadas con el conflicto en Ucrania. Esta acción destaca el empeoramiento continuo de las relaciones bilaterales, que en lugar de avanzar hacia un equilibrio, parecen intensificar sus diferencias.

Un pequeño consenso en medio de la discordia

A pesar del tono generalizado de confrontación, la cumbre dejó espacio para un compromiso en materia climática. China y la Unión Europea acordaron colaborar en la elaboración de planes conjuntos para la reducción de emisiones contaminantes de cara a la conferencia internacional sobre cambio climático COP30. Ambas partes calificaron esta colaboración como una muestra de liderazgo global compartido, aunque el consenso se limita por ahora a este ámbito específico.

Cambios en las relaciones

El panorama que deja esta cumbre es el de una relación en transformación, atravesada por intereses estratégicos, visiones contrapuestas y una competencia cada vez más marcada. Aunque persisten canales diplomáticos y existe la voluntad de evitar un quiebre total, las posiciones distantes en comercio, política internacional y valores democráticos complican un acercamiento real.

La Unión Europea ha manifestado con claridad que no permitirá acciones que perjudiquen la competitividad de su mercado, mientras que China continúa defendiendo su modelo económico como un impulsor legítimo de crecimiento. En este contexto, ambas potencias deben lidiar con el reto de manejar una relación que, aunque reforzada por años de colaboración, hoy en día se encuentra bajo considerable tensión y busca un nuevo balance.

Por Otilia Adame Luevano

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